lunes, 3 de octubre de 2016

¿TÚ ERES FEMINISTA?


A medida que crecemos intelectualmente, los signos de interrogación se vuelven más constantes en nuestro día a día. ¿Por qué? Bueno puede ser principalmente por curiosidad humana, cualidad que refleja nuestra complejidad en el ámbito social, pero también ocurre por factores mucho más extensos: dudas, vacíos colectivos o simple desbalances. Por eso me he encontrado, desde hace un tiempo, entre grupos diferentes de personas la siguiente interrogante: ¿Qué es el feminismo?

Bueno si tocamos el tópico de manera conceptualizada, se dice que:

Feminismo s. m.

1  1- m. sociol Doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres. (Wikipedia)

Pero ahora bien, como propio movimiento social que es, los juicios de valor son esenciales para que este tenga vida y acción en la sociedad. Entonces, si colocamos el concepto de feminismo a través de un cristal, el mensaje es muy claro: se quiere respeto, igualdad y libertad. Estas 3 cualidades son, a pesar de ser moldeables ya que el feminismo tiene infinidad de variantes, una raíz importante en este movimiento.

El feminismo es una ventana maravillosa para la sociedad, no se limita al género femenino, trata de incluir tanto al hombre como a la mujer. Su objetivo es el reamoldar ciertos aspectos de nuestro pensamiento en muchas áreas comunes, como lo son la cultura, la política e incluso la economía. Todo esto, ya que se busca un balance equitativo en todas las matices que pintan nuestro día a día.

#VivaElFeminismo
Es así como, al continuar explicando todo este concepto, a mitad de conversación vuelve a surgir otra pregunta; esta, a mi parecer, está mejor formulada que la primera: ok, y a todo esto ¿Tu eres feminista? A lo que mi voz, sin quebrarse, anota un rotundo si en el aire del momento. Luego hay una pequeña pausa y vuelven otra vez a dibujarse signos de interrogación en la conversación: y ¿Por qué? Aquí la respuesta es más larga.

A medida que vamos madurando, como lo dije al principio, nuestra mentalidad y concepto de vida se van amoldando, para no decir que prácticamente cambian, y esto no es malo, todo lo contrario, está en nuestra naturaleza cuestionarlo todo y formular preguntas. Cuando ocurre este quiebre de paradigmas internos, nos encontramos con una realidad que antes no veíamos, que estaba cegada por la inocencia intelectual, por decirlo de alguna manera.

Yo crecí, y lo sigo haciendo, y me fui dando cuenta que habían cierto clavos que no encajaban en mi juego de herramientas; simplemente seguían cayéndose y deteriorándose. La sociedad me insatisfacía, todavía en ciertos aspectos lo hace, pero sentía que era mi responsabilidad crearme mejores hábitos sociales, aquí el feminismo fue clave.

El considerarte feminista no es “ok me levante de la cama, ¡Soy feminista!”, no eso no es así.  Es una decisión muy concreta, casi tan concreta como el de cambiar de religión, porque a lo mejor no todos estarán de acuerdo o entenderán tu decisión, pero como buenos rebeldes que, algunos, somos igual hacemos las cosas sin pensarlas mucho, pues a veces el overthinking destruye al ser humano.

"Su éxito no es tu fracaso"
Es así como, retire mis clavos de donde no encajaban y cree una nueva caja de herramientas internas, empecé a plantear situaciones diferentes, a hacer preguntas más complejas y a tomar acciones tajantes. Entre todo este conjunto, siempre sobresalía algo interesante: ¿Y las mujeres, donde quedamos nosotras, nuestra integridad, nuestra vivencia? No entendía como un género podría ser, en algunos casos, tan marginado, tan irrespetado; somos una fuerza que el universo creó con una potencia infinita, con poderes eternos, que deberían ser respetados.

Me cuestioné el lugar y tiempo que cumplen las mujeres hoy en día en comparación con años pasados. Nunca hemos dejado de ser fuertes y aguerridas, pero si muchas se han acostumbrado a vivir en un mundo donde el ser sumisa, de algún modo lo es todo, ya sea social o incluso económicamente. Se nos pide estar satisfecha con lo que se nos da y tratar de “no buscar más allá de nuestros horizontes”.

¿Por qué no puedo pisar otros caminos? ¿Acaso las mujeres solo tienen ciertas oportunidades en la vida? Estas preguntas no se planteaban en las conversaciones anteriores, estas preguntas me las hacia yo desde una retrospectiva muy personal, con ellas descubrí que yo sí puedo, que soy mujer, que soy dueña de mi cuerpo,  del camino que trazo en mi vida. Que no existe otra persona más que yo la que es responsable de mi futuro y mis decisiones.

A pesar de haber entendido y adaptado el feminismo a mi concepto de vida, todavía se que existen mujeres e incluso hombres que lo ven como una amenaza social, cuando en realidad es una salida hacia la igualdad y la libertad colectiva. Emma Watson, en su discurso para el movimiento He for She de la UNICEF, dijo ante esto que: “Ambos. Hombres y mujeres deben sentirse libres de ser fuertes. Es hora de que veamos a los géneros como un conjunto en vez de como un juego de polos opuestos. Debemos parar de desafiarnos los unos a los otros”. No podría tener mas razón.

"No te rindas ante aquellos que no te entiendan, sigue luchando por aquellos que si lo hacen"
Incluso el feminismo, teniendo un enorme impacto en la cultura mediática, todavía no es una realidad totalmente cierta, porque existen rincones de este mundo que todavía no conceptualizan personalmente el movimiento. Pero al entablar conversaciones como las que he tenido la oportunidad de empezar, si existe la posibilidad de crear una comunidad considerable que logre revalorizar las perspectivas con las que se ven a las mujeres. Es necesario romper los estereotipos y esquemas que nos limitan, que nos mantienen en una caja muy cerrada, a la cual no pertenecemos, pues somos seres libres.

Es así como, si juntamos todas estas líneas, podemos crear un pequeño concepto para este gran movimiento. Podemos responder varias preguntas, disipar ciertas dudas y envolvernos en nuevas posibilidades para todos, pues como dije antes, el feminismo no se limita al género femenino. Pero algo está muy claro, para hacer posible un cambio masivo en la sociedad debemos empezar desde un punto esencial: nosotros mismos. Pues esta en en nuestras manos ser el cambio que queremos ver, las oportunidades que queremos experimentar y la libertad que queremos vivir.

Y recuerda nunca te limites, ámate, acéptate, respétate; el universo te creó para que fueses independiente. Traza tu camino como tú lo consideres, que otros no dictaminen tu futuro. Quéjate si es necesario, lucha por las injusticias; trata de no cometerlas. Incluye, no excluyas; tu realidad es importante pero la de los demás también. Se revolucionaria, sensible, sincera; simplemente se tú, con eso más que suficiente. El tiempo te lo agradecerá. 
"Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos de pie" - Emily Dickinson
Xx, M's 

OK, HABLEMOS

Ultimo post: 1 de julio de 2016´
Motivo: Ambiguo
Solución: En proceso

Sí, han pasado casi 4 semanas. Y sí, no he querido escribirles, ni escribirme por razones muy ambiguas. Razones casi exageradas, que ni en mi cabeza tienen sentido, pues son razones tan mías que no creo que nadie entendería, pero considero es justo explicarlas, o por lo menos tratar de hacerlo.

Desde hace un par de semanas he estado en una melancolía interna demasiado heavy, he tenido mucho tiempo libre y este lo he gastado pensando en estupideces (literal) y cosas muy planas, que no tienen nada que aportar al mundo, especialmente al mío.

Este ciclo vicioso ha tenido la capacidad de absorber mucha de mi energía ante muchas cosas, pues antes de todo esto había estado en una cúspide emocional maravillosa, de esa que les hablé en el último post que redacté que se llama “Etapas de una (re) Evolución”. Me sorprendió mucho lo rápido que puedes llegar a estar en la cima y como poco a poco vas bajando los escalones para encontrarte con la vulnerabilidad y el pesimismo.

Yo entiendo perfectamente que la vida es una constante variable estadística. Tiene graficas hermosas que te regalan momentos casi románticos, pero también tiene sus instantes donde todo parece tan gris y redundante que solo quieres estar solo y volverte casi un robot. Esto me pasa mientras escribo esto y mientras desperdiciaba muchos momentos haciendo y pensando cosas demasiado banales.

A toda esta lista de ingredientes podemos agregarle (por supuesto) la gente y su maravilloso poder de arrastrar malas energías y pésimas vibras. Miren les contaré algo, ya que estamos en este eterno proceso de tratar de conocernos. Yo soy una persona extremadamente sensible, soy propensa a todo tipo de reacción ante cualquier sentido, pero de una manera, a veces, casi exagerada. Por ejemplo, mi presión arterial hace maravillas conmigo, pues es capaz de pintar mi cara en un tono rojo casi atomatado, lo que lleva al usual comentario: ¡Estás roja! NO SHIT? Yo lo sé, mi cuerpo sabe leer y yo, como todos los seres humanos, soy sensorial y adivina: siento.

Pero yo siento diferente, o por lo menos eso pienso yo. Un comentario o acción puede significar miles de cosas en mi cabeza, mi cerebro lo coloca en cualquier posible escenario para tratar de darle sentido y casi siempre termina en el equivocado y bueno es capaz de crearme conflictos internos demasiado agudos y frustrantes, pero soy muy buena escondiendo esos momentos de internalización de oraciones, porque ¿se imaginan viéndome personificar lo que a veces pienso? Creo que mí diagnostico sería muy tajante: maniática.

Entonces voy al grano, las acciones de las personas, y todo lo que aquello conlleva, son algo muy fuerte para mí; mi mamá siempre me ha regañado por eso con un fuerte: ¡te la pasas analizando a todo el mundo! Pero es que ella (como siempre) tiene razón; siempre lo hago y a veces está a mi favor esa manía, pues me lleva a conocer a profundidad a la gente y ayudarla, hasta donde llegue mi capacidad claro está, para así crear vínculos bastante agradables e incluso especiales. Pero como todo, esto tiene su lado oscuro, pues me lleva también a momentos como estos, donde la frustración que tu llevas contigo diariamente se me termina pegando y donde también el pesimismo que cuelgas en tus conversaciones, acaba por definir mis acciones.

Con esto no pretendo malas interpretaciones, yo no vivo en un cuento de hadas o novela romántica, para nada, la vida, como lo dije antes, es un sube y baja constante. Un sube y baja donde se está, incluso a veces sin querer, en procesos de crecimiento de todo tipo. Ante esto hay que tener en cuenta algo: hay que vivir, así sea un ratico pero hacerlo. Simplemente agradecer lo que hay, así sea poco. Simplemente apreciar lo que está a tu lado o incluso frente a ti, pues eso que vives no puedes regresarlo como si se tratara de una película. Los recuerdos son lo más eterno que existe.

Eso, los recuerdos. Saben que entre todo este haber de trivialidades emocionales, me he refugiado en ver películas. Este es uno de mis hobbies preferidos, disfruto mucho adentrarme en la trama de un largometraje, imaginarme ser cada personaje, criticar alguna que otra cosa, emocionarme. Bueno en resumen ser una ejemplar espectadora. Y pues un día me encontré con esta película que se llama “El secreto de sus ojos”. Película argentina demasiado espectacular como para describírselas o si quiera explicárselas, pues verla fue una degustación visual desde que comenzó hasta que terminó. Yo vi ese momento como si me hubiese caído del cielo, era como si la película hubiese querido que la viera, más allá de yo querer o buscar la manera de verla.

Casi terminando la película uno de los personajes claves de la trama le dice al protagonista: Elija bien, que lo único que nos queda son recuerdos. Ahí, en ese momento cuando aquel hombre dijo eso, yo sentí que me lo decían a mí. Sentí esas palabras tan cerca que no las he podido dejar de pensar, porque ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué clase de recuerdos me estoy creando? ¿Qué pasa? No entendía, pero después me dije: así sean buenos o malos, recuerdos al fin son y me dejan lecciones sobre todo lo que debo de repetir y lo que rotundamente debo descartar.

Entonces de esa manera me di cuenta que debo depurarme, una vez más. Pero depurarme no de mi misma, porque eso ya lo hice y se los conté. No, debo limpiarme de lo que me rodea, de esa energía consumidora que, lamentándolo mucho, forma parte de mi país y de mucha gente que me rodea y aprecio mucho. De ese pesimismo y arrogancia que me lastiman como una mismísima daga, de esas actitudes enfermizas que me desgastan y sobre todo, de aquello que no me aporta nada, que no me enseña sino me decepciona y consume.

Por eso a partir de hoy, desde el momento en el que haga público este post me retiro de todo que tenga que ver con aquel mundo consumista que pueda tener de manera física y digital. Me desligo del consumo de cualquier tipo. Quiero que mi vida sea más productiva y didáctica, y menos monótona y aburrida. Quiero poder vivir sin depender de un like, o un compartir o un me gusta. Quiero conocer más allá de lo que la pantalla de mi teléfono me muestra todos los días. Quiero poder enamorarme de otra cosa que no sea lo que llevabas puesto hace dos semanas. Quiero poder decir: No, no uso Instagram o No, no tengo Snapchat (aunque esto último lo digo desde hace un tiempo debido a problemas técnicos con mi teléfono, pero ustedes entienden)

Con esto entonces les aviso que puede que me pierda un par de semanas más, pero no dejaré este espacio, a pesar de haberlo pensado, porque créanme que estaba demasiado frustrada conmigo misma y me estaba volviendo loca internamente. Como les dije soy extremadamente sensible y a veces esa sensibilidad también se filtra a través de la escritura, y este portal, junto con la facilidad que me da para comunicarme así sea con un vacío, es algo demasiado personal y bonito como para simplemente dejarlo u olvidarlo. Este lazo que Misfit Letters ha creado en mí es muy mío y dejarlo sería como defraudarme a mí misma, y eso no me gusta.

Así que aquí me mantengo pero un poco alejada, por ahora. Las redes sociales son un bye bye hasta nuevo aviso, eso incluye la cuenta del blog en Instagram. Deseo poder vivir sin likes de personas que en realidad no me conocen o favoritos de gente que no saben de mis gustos. Ahora mismo quiero muchas cosas y entre esas no está ni las malas vibras, ni las quejas, ni nada que me perturbe y me aleje de mi felicidad y mi cúspide emocional.


Espero entiendan lo que les narro, aunque no está en su potestad entenderme pues esto lo escribo esencialmente para resguardar mi cordura pero como siempre les digo: yo no sé quién está detrás de esto que escribo y no sé de qué manera pueda o no ayudarlos, así que esto es un propósito compartido.

Nos leemos pronto. Xx, M’s.